Dirigida por los hermanos Taviani, la película se filmó en Rebibbia, una prisión de alta seguridad en Roma. Allí ya existía una compañía de teatro en la que los actores eran los reclusos, y luego de que los octogenarios cineastas italianos los vieran en escena, nació el proyecto de montar la obra de Shakespeare Julio César en la cárcel. Aquí
la crítica de El País, y aquí
otra del ElCultural.es.
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